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El problema del agua dulce. Perspectiva
Norte-Sur
Las
políticas de “ayuda” del BM (a través de sus agencias como la
International Finance Corporation y la Multilateral Investment
Guarantee Agency) y del FMI están impulsando abiertamente la
privatización de los servicios de agua en los países empobrecidos
(creando monopolios y oligopolio como los de la luz y teléfono) al
incluirlo siempre entre las condiciones para sus prestamos.
11/12/2002: La escasez de agua dulce es
uno de los siete problemas ambientales fundamentales presentados en
el Informe “Perspectivas del Medio Ambiente Mundial” del PNUMA. Es
más, en una encuesta realizada a 200 científicos lo señalaban, junto
al cambio climático, como el principal problema del nuevo siglo. De
forma sencilla se puede decir que estamos alcanzando el límite de
extraer agua dulce de la superficie terrestre, pero el consumo no
deja de aumentar. Sin embargo, una gran amenaza la constituye el
efecto que el cambio climático tendrá sobre el ciclo hidrológico y
la disponibilidad de agua dulce. Básicamente se agravarán las
condiciones de escasez de las zonas que ya son áridas (menos lluvias
y mayor evaporación).
Actualmente el 20 % de la población no
tiene acceso a agua de calidad suficiente y el 50% carece de
saneamiento. Africa y Asia Occidental son las zonas de mayor
carencia. De forma simplificada podríamos decir que en los países
enriquecidos el problema del agua afecta sobretodo a la conservación
de la naturaleza y a las posibilidades de crecimiento económico
mientras que en el sur, además de todo eso, la falta de agua potable
es la causante directa de enfermedades como la diarrea y el cólera
que causan la muerte de 15 millones de niños cada año.
El
consumo global de agua dulce se ha multiplicado por 6 entre 1900 y
1995 mientras que la población sólo lo ha hecho por 3
¿superpoblación o superconsumo?. La Agricultura se lleva el 70% de
agua dulce consumida por el uso de técnicas de riego inapropiadas.
El consumo industrial se doblará en el 2050 y en países de rápida
industrialización como China se multiplicará por 5. El consumo
urbano también aumenta con la renta per cápita, sobretodo en usos
recreativos (campos de golf, parques y jardines, etc) y derivados
del turismo.
Por otro lado la pérdida de calidad del agua
dulce por contaminación repercute muy gravemente en su
disponibilidad para consumo, una vez superada la capacidad natural
de autodepuración de los ríos. En primer lugar la contaminación
difusa de origen agropecuario a través del uso incontrolado de
plaguicidas tóxicos y fertilizantes (N y P) produce la eutrofización
(crecimiento excesivo de algas y muerte de los ecosistemas
acuáticos) pero llega a causar enfermedades cancerígenas a las altas
concentraciones que se dan en el Sur. En segundo lugar la
contaminación industrial por metales pesados, materia orgánica y
nuevos compuestos tóxicos (PCB, etc) se multiplicará por 4 para el
2025. Por último la contaminación urbana se da sobretodo en las mega
ciudades del Sur y a sus cinturones de miseria.
Otro gran
problema a nivel mundial es el de las aguas subterráneas. Estas
constituyen el 97% del agua dulce terrestre frente al ridículo 0.015
% del agua superficial embalsable. El 33% de la población mundial,
sobretodo la rural, depende de ella, pero está amenazada tanto por
la contaminación de los acuíferos como por la mala utilización de
los pozos existentes. La sobre-explotación de éstos provoca el
descenso de la capa freática y hace necesario excavar más hondo; el
aumento de costes que esto supone perjudica primero a los más
pobres. Cuando ésto sucede en zonas costeras el agua del mar penetra
y saliniza los acuíferos subterráneos (como ocurre en el litoral
mediterráneo).
Por último, tanto a nivel nacional como
mundial el agua dulce no está homogéneamente distribuida ni
geográfica ni temporalmente. Por ello se están ya produciendo muchos
conflictos por el acceso al agua, sobretodo internacionales pero
también intranacionales, como el generado en España por el plan
hidrológico nacional. Este es un problema que se está agravando muy
rápidamente por lo que empezamos a asistir a verdaderas guerras del
agua. Sin embargo, esta distribución desigual se utiliza a menudo
como excusa para grandes embalses y trasvases que ocultan
motivaciones puramente económicas y una política hidráulica
derrochadora.
La situación en Europa y Estados
Unidos principalmente no es especialmente grave. La demanda de agua
esta en descenso gracias a la mejora en la gestión, reutilización y
cambios en los procesos industriales. Existe abundancia de embalses
e infraestructura hidráulica. El problema más grave ha sido siempre
la contaminación de origen industrial sobre los ríos, sobretodo en
Europa central y en los países del Este. Sin embargo, se está
produciendo una mejora general significativa, sobretodo en la
situación de los ríos, gracias a la extensión de plantas de
tratamiento, el endurecimiento del control y la legislación y el
empleo de fondos estructurales para mejoras, infraestructuras e
investigación medioambiental.
En la Unión Europea, las
medidas medioambientales vienen impulsadas desde Alemania, Holanda,
etc, países con una mayor tradición medioambiental y que poseen, por
lo tanto, la tecnología necesaria para producir, depurar y analizar
con los altos niveles de exigencia que se vienen imponiendo. De este
modo convierten el medioambiente, y en concreto la legislación sobre
vertido de aguas, en un mecanismo de competencia y proteccionismo
hacia empresas y países sin esas capacidades ni posibilidades
técnicas. La nueva directiva Europea IPPC (control y prevención
integrados de la contaminación) impone que los niveles legales de
vertido serán los marcados por la mejor tecnología disponible
(MTD´s), sin tener en cuenta las posibilidades reales de acceso a
esa tecnología. El medioambiente lo están convirtiendo ya en un arma
contra los pobres.
En AFRICA, a pesar de que
globalmente sólo usa el 4% de sus recursos, las grandes diferencias
de distribución, la estacionalidad de las lluvias y la falta de
infraestructuras la convierten en uno de los continentes más
castigados. El control por el agua dulce de los grandes ríos (Niger,
Nilo, etc) provocará muy pronto verdaderas guerras de agua. Se
espera un rápido crecimiento de la demanda, hasta llegar en el 2025
a que el 32 % tenga escasez. Por ejemplo actualmente sólo el 6% de
la agricultura, que consume el 88% del agua, es de
regadío.
ASIA y el PACIFICO ha experimentado el mayor aumento
mundial de recogida de agua embalsada, sobretodo para la agricultura
(90%). Sin embargo la escasez de tratamiento ha hecho de la
contaminación una de las principales amenazas. El nivel de
coliformes en los ríos es 50 veces superior al permitido por la OMS,
lo que causa la muerte por diarrea de 500.000 niños al año.
En AMERICA LATINA y el CARIBE pese a que el 70% de la
población puede acceder a agua potable, sólo el 2% de las aguas
sufren tratamiento. La principal contaminación se produce en la
megaciudades y, en segundo lugar, por el mercurio generado en las
minas de oro.
En ASIA OCCIDENTAL el control por el Tigris y
el Eufrates provoca ya conflictos internacionales e intranacionales.
La agricultura utiliza el 90% del agua dulce y al haber capacidad
económica se está fomentando la desalación y la
reutilización.
Frente a esta realidad la propuesta
del sistema para todo el mundo es la privatización del agua. Esta
línea se ha visto claramente impulsada desde el sector científico en
el 2º Congreso Internacional del Agua de la International Water
Association (Berlín, 2001). Para situar la orientación y esperanzas
que cabe poner en esta línea de transformación baste decir que la
asistencia al congreso costaba 140.000 pts, que el 87% de los
asistentes provenía de los países enriquecidos, frente al 4.8% de
Africa, 1.2% de Latinoamérica, el 5% de los países del Este (a pesar
de la cercanía) y así sucesivamente. Además el 70% de los asistentes
provenían de organismos privados, destacando la presencia de las
grandes multinacionales del agua (Vivendi, Ondeo, Berlín Water, y
RWE). La mayoría de las ponencias seleccionadas por la organización
abogaban por la privatización, quedando muy relegadas aquellas que
presentaban experiencias distintas.
Partiendo de la mala
gestión generalizada confía en que los mecanismos del mercado
“optimicen” el recurso, convirtiéndolo en un bien económico, al
igual que hacen con la electricidad, el petróleo y las materias
primas. Pero ya sabemos que la gestión eficaz y rentable no
proporcionará agua a todo el mundo y que el precio de está vendrá
fijado artificialmente por la especulación bursátil de las grandes
empresas. Por otro lado, es muy dudoso que las empresas privadas
fomenten realmente el ahorro de agua, ya que sus beneficios aumentan
con el consumo. Se espera que para el 2015 la gente que depende de
abastecimiento privado pase de 300 a 1600 millones. Está
privatización está estrechamente vinculada a la construcción de
grandes embalses y centrales hidroeléctricas que, justificadas en la
promesa de traer el progreso a la zona. Sin embargo, por lo general,
las comunidades pobres no han podido acceder al agua y a la
electricidad prometidas.
Las políticas de “ayuda” del
BM (a través de sus agencias como la International Finance
Corporation y la Multilateral Investment Guarantee Agency) y del FMI
están impulsando abiertamente la privatización de los servicios de
agua en los países empobrecidos (creando monopolios y oligopolio
como los de la luz y teléfono) al incluirlo siempre entre las
condiciones para sus prestamos (12 países sólo en el 2000, ver
tabla). El BM establece que las instituciones gubernamentales
internacionales sólo pueden proporcionar el 5% de los recursos
necesarios.
Con el argumento de que aumentar el precio del
agua impulsará su ahorro se he establecido la “recuperación integral
de costes” (RIC) derivados de las inversiones en agua. Este
principio, defendido también en la Directiva Marco de la UE tiene un
doble filo, ya que impide el uso de fondos públicos y provoca un
aumento salvaje de las tarifas. Sin embargo, mientras en EEUU y en
la UE las infraestructuras del agua se han financiado
tradicionalmente con fondos públicos y se mantienen aún elevados
porcentajes (10% en USA, inversiones para el PHN en España) y
tarifas asequibles, en los países empobrecidos se impone a rajatabla
y exige además un margen de beneficio para las compañías privadas.
El abastecimiento agua potable y el saneamiento de
aguas residuales son uno de los sectores de mayor concentración de
poder. Dos compañías Francesas dominan absolutamente el mercado
mundial: Ondeo (antigua Suez-Lyonnaise del Eaux) y Vivendi (antigua
Compagnie Genérale des Eaux). En África opera la tercera grande
francesa (SAUR) y existen otras “menores” en UK como Thames Water
(absorbida por la alemana RWE), International Water, Anglian Water,
Biwater,. Las multinacionales españolas Aguas de Barcelona (AgBar) y
FCC pertenecen en un 25% a Ondeo y en un 30% a Vivendi
respectivamente.
Esta concentración de poder se refuerza con
las continuas alianzas entre las grandes compañías y las más
pequeñas locales para repartirse los concursos públicos sin entrar
en una competencia real.
El informe Anual de Vivendi 2000 se
vanagloria de haber aumentado su beneficio el 28%, con una subida de
acciones del 36% en 4 meses. El 63% de éstos beneficios se generaron
fuera de Francia. Su filial, la española FCC aumentó sus beneficios
un 145% en dos años, del que el 30% corresponde a su sección de agua
y saneamiento. Ambas multinacionales se están lanzando al mercado
latinoamericano a través del consorcio Proactiva Medio Ambiente, con
45 millones de clientes actuales y un beneficio de 445 millones de
Euros.
De modo minoritario se presentaron algunas
experiencias positivas de empresas de gestión de agua cuyo
accionista único o mayoritario era la administración, como medio de
combinar la eficacia de la iniciativa privada con la responsabilidad
y criterios públicos. Por ejemplo, en Colombia una empresa de éste
tipo está proporcionado servicios “no rentables” a los barrios
periféricos de Medellín financiándolos con las tarifas de los
servicios a la población rica de la ciudad, sin embargo su futura
sostenibilidad esta en grave peligro ante la inminente
liberalización del sector en Colombia. Esta situación se da también
en Perú y Bolivia.
PROPUESTAS
INTEGRALES
Dado que la causa real de las injusticias
derivadas del agua no se deben a una causa natural sino a la lógica
imperialista del sistema, la principal línea de acción debe ser
combatir éste en todos sus frentes.
Acción ciudadana
contra la privatización.
En muchos países, tanto enriquecidos
como empobrecidos han surgido movimientos ciudadanos de protesta
ante las subidas de tarifas y deficiencias en el servicio derivadas
de la privatización.. En muchas ocasiones han conseguido obligar a
las empresas a hacer más social su servicio, llegando incluso a
cancelar la concesión.
Levantamiento en Cochabamba
(Bolivia). La cabeza visible, el zapatero Oscar Olivera, recibió el
premio Letelier-Moffit. La Coordinadora por el Agua y la Vida
(Comité de defensa del Agua, Federaciones de Regantes, Maestros,
Comerciantes, Fabriles, Campesinos, Colegios Profesionales) organizó
una consulta popular, que llevó a un bloqueo general de la ciudad y
las carreteras. Instalaron una distribuidora de agua sobre el
principio de la justicia social. Tras semanas de protestas, que
terminaron con enfrentamientos violentos en 1999 en los que un
adolescente murió por disparos, consiguieron cancelar el contrato
con Bechtel (USA) que había impuesto el BM, el FMI y el
BID.
El Sindicato Sud-Africano de Trabajadores Municipales
(SAMWU) está luchando contra la privatización en Johannesburgo,
donde se han dado los mayores disturbios de la era post-aparheid.
Los habitantes del suburbio de Alexandra se niegan a desplazarse a
zonas sin suministro de agua, mientras ya ha aparecido un brote de
cólera en el barrio.
Recientemente hemos sabido que en Brasil
ha habido una movilización popular contra la inminente
privatización, y ya han amenazado al sacerdote de esa comunidad por
apoyar la reivindicación.
En Barcelona, a raíz de la subida
repentina de precios, 80.000 familias (+ de 250.000 p) hicieron una
campaña de objeción fiscal (1991-200). Las asociaciones de vecinos
consiguieron que la empresa modificara las tarifas.
Reducción de consumo
Hay mucho trabajo que
hacer en reducir el consumo, en todos los ámbitos pero
principalmente en los que mayor porcentaje del gasto suponen:
En agricultura es imprescindible mejorar los sistemas de
riego. Sustituir el riego a manta (60% en España) por la aspersión
(bien hecha, no a las horas de sol) y el goteo. Israel y Jordania,
pero también algunas experiencias del litoral mediterráneo, son
claros ejemplos. Las pérdidas de agua dulce en la red de
distribución son escandalosas. 25-50 % en Urbanas y 40-60% en
Agrícolas.
Las campañas de sensibilización ciudadana pueden
reducir el gasto de agua doméstico. Es algo necesario por
coherencia, pero no debe caerse en el testimonialismo fácil, ya que
estamos hablando de un porcentaje muy pequeño del consumo global de
agua. Sin embargo, las actividades recreativas (fuentes, riego de
jardines, campos de golf, parques de atracciones etc) suponen la
mayor parte del consumo considerado urbano y es muy fácilmente
reducible.
Organismos democráticos de distribución.
Debido a la desigual distribución del agua, todo el mundo
coincide en la necesidad de instituciones que lo regulen en la que
estén presentes responsables políticos, empresarios, hidrólogos,
ciudadanos, etc. El problema está en la verdadera democracia y
justicia de los mismos.
La cuestión del
precio.
El principio básico es que el agua no es un bien
económico que pertenezca a una empresa, cuenca o país, sino un
patrimonio común de la humanidad, al que todo el mundo debe poder
acceder para cubrir sus necesidades básicas. Es evidente que si el
agua es gratis, el derroche está garantizado. Sin embargo, el precio
debe tener en cuenta la capacidad de
pagarlo.
Fuentes:
Perspectivas del
Medio Ambiente Mundial 2000. PNUMA. Ed. Mundi-Prensa.
2000.
Vivendi Environment. Annual Report 2000
Water
21. Oct 2001. International Water Association.
Actas del 2º
Congreso Mundial del Agua. IWA. Berlin 2001.
El Ecologista.
Nº 23. Dic 2000.
Autogestión. Nº39, Junio-Julio
2001.
Rodrigo del Pozo (
Autogestión)
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